ABSTRACT

Los elementos lingüísticos que perfilan con mayor nitidez los dialectos de una lengua son, sin lugar a dudas, las variaciones en la pronunciación. Por ello, en el presente capítulo, aunque tocamos aspectos de morfosintaxis y léxico, nos referiremos a los rasgos fónicos del español mexicano y centroamericano. Desde esta perspectiva, resulta posible dividir el español americano en dos grandes tipos lingüísticos, el español de tierras altas y el español de tierras bajas. Ambas variantes presentan características muy distintas, pero tienen en común ser seseantes y casi totalmente yeístas. El primer tipo se habla en la zona central del continente americano, mientras que el segundo se usa en las costas. Ángel Rosenblat (1967: 110) define las tierras altas como “la vasta porción de las mesetas que se extienden desde Méjico a través de la cordillera de América central y de los Andes de América del Sur hasta el norte argentino”, y las tierras bajas como “las vastas regiones de las costas americanas y los llanos que las prolongan”. Estos términos obedecen a una generalización que abarca un buen número de zonas geográficas hispanoamericanas y es de gran utilidad para entender el contacto dialectal y las características más relevantes del español americano. Dicha tipología podría reinterpretarse de varias maneras, por ejemplo, como español conservador o de fuerte consonantismo, el de tierras altas, y español innovador o de consonantismo débil, el de tierras bajas.