ABSTRACT

El análisis del lenguaje poético se remonta a la retórica clásica, pero la estilística moderna tiene sus raíces en el “formalismo ruso” y la “escuela de Praga” de comienzos del siglo xx. En 1909, el Tratado de estilística francesa de Charles Bally había promovido la estilística como una disciplina académica diferente y complementaria a las teorías lingüísticas propuestas por Ferdinand de Saussure. Para Bally, la lingüística saussureana no alcanzaba a describir el lenguaje poético. El programa formulado por él, por el contrario, coincidía con las propuestas defendidas por la escuela de Praga, que partiendo de las ideas del formalismo ruso, había desarrollado la noción de “elevación a primer plano”, por el que el lenguaje literario resaltaba del trasfondo del lenguaje ordinario mediante la desviación de las normas o el uso de concatenaciones y paralelismos. Según la escuela de Praga, la lengua base no queda fija de forma permanente, y la relación entre los lenguajes poético y ordinario se halla en continua fluctuación. Una corriente paralela, conocida como “la nueva crítica”, llegó a dominar los estudios literarios norteamericanos a mediados del siglo xx. Bajo la influencia de autores como T. S. Eliot y I. A. Richards, el movimiento tomó su nombre del libro de John Crowe Ransom publicado en 1941. En él se enfatizaba una lectura atenta del texto, particularmente de la poesía, con el propósito de descubrir cómo funciona una obra literaria, entendida esta como un objeto estético independiente y autorreferencial.