ABSTRACT

Wars do not maim with bullets and bombs alone but cause economic and environmental destruction that leave enduring bodily harms. Preparations for war-making also cause negative health effects, from toxic waste to the redirection of social wealth from investment in social needs. The commonsense juxtaposition of exceptional war to normal peace makes it difficult to recognize processes of militarization, the violent continuities between war and peace, and geographic ties binding spaces of relative health with spaces of harms. This article advances a critical geographic analysis of violence to analyze the ways in which militarization and structural violence reinforce one another. A 2007 cholera epidemic in Iraq was militarized through material and discursive geographies of cholera and violence. Humanitarian claims to cure cholera rested on this dualistic geopolitical imagination, distorting the agents of violence and erasing the grave effects of peacetime and wartime structural violence. By situating cholera within a broader historical and geographic context that shows links between “wartime” and “peacetime” places also suffering premature deaths from the destruction or abandonment of necessary infrastructures, a critical human geography can contribute to struggles for peace and justice.

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Las guerras no mutilan solo con balas y bombas sino que causan destrucción económica y ambiental que deja heridas perdurables. Las preparaciones guerreristas también causan efectos negativos a la salud, desde la proliferación de desperdicios tóxicos hasta la exclusión de la salubridad social del rubro de inversión en necesidades sociales. La obvia yuxtaposición de la guerra excepcional a la paz normal dificulta el reconocimiento de los procesos de militarización, las continuidades violentas entre guerra y paz, y los lazos geográficos que ligan espacios relativamente saludables con espacios dañados. Este artículo se adentra en un análisis geográfico crítico de la violencia para analizar la manera como la militarización y la violencia estructural se refuerzan entre sí. En 2007 una epidemia de cólera en Irak se militarizó por medio de geografías materiales y discursivas del cólera y la violencia. Las demandas humanitarias para que se curara el cólera descansaban en esta imaginación geopolítica dualista, distorsionando los agentes de violencia y borrando los graves efectos de la violencia estructural en tiempos de paz y de guerra. Al situar el cólera dentro de un contexto histórico y geográfico más amplio que muestra lazos entre lugares de “tiempos de guerra” y de “tiempos de paz,” que también sufren de muertes prematuras por la destrucción o abandono de infraestructuras necesarias, una geografía humana crítica puede contribuir a los esfuerzos en pro de la paz y la justicia.