ABSTRACT

Algunos de mis recuerdos más tempranos están relacionados con las sensaciones de mi cuerpo, de mis movimientos físicos, y también con la sensación de estar acurrucado en el cuerpo de otra persona. Debía de tener unos tres años cuando mi madre me despertaba cada mañana frotándome la espalda. Su tacto proporcionaba una cálida sensación de seguridad —un recuerdo emocional que yo evoco periódicamente hoy en día cuando tengo necesidad de atención y afecto. Hay una zona concreta en mi espalda que asocio con ser amado incondicionalmente, una zona que mi madre siempre acariciaba con una firme ternura.