ABSTRACT

Se ha estimado que, en inglés, aproximadamente el 60% de las palabras tiene un significado que puede ser predicho a partir de los significados de sus partes y que otro 10% presenta constituyentes que dan información útil, aunque incompleta, sobre su significado (Nagy y Anderson 1984, citado en Cunningham 1998, 192). Si ello es así en inglés, es razonable esperar que en español —con un sistema derivativo más rico— estas cifras sean incluso superiores.