ABSTRACT

La sufijación no apreciativa presenta algunas características que ilustran, a su vez, una amplia gama de problemas que pueden dificultar su enseñanza-aprendizaje en ELE/EL2. Los principales obstáculos con los que podemos enfrentarnos a la hora de abordar su enseñanza son los siguientes (vid. Montero Curiel 2009, 107–113):

La dificultad de sistematización didáctica de los sufijos y de los procesos de sufijación ya que, en buena medida, no existen reglas estrictas sino tendencias más o menos generales; de modo que a veces debería entrarse en una casuística de compleja implementación en el aula de ELE y de escasa rentabilidad pedagógica.

La frecuencia con la que determinados sufijos no presentan significados unívocos que permitan operar con ellos al aprendiz de manera rentable y ajustada. Muchos sufijos son polisémicos, y ello dificulta su asimilación y correcto uso por parte de los aprendices. Ejemplos como pastelero, carnicero, librero o pescadero abren una vía derivativa que parece fácil de llevar al aula de ELE (en las medida en que comparten un significado de “ocupación u oficio”), pero que se complica enormemente al contrastarlos con ejemplos como matadero, llavero, limonero o perchero.

La existencia de sufijos sinónimos o casi sinónimos. Así, si es cierto que la serie anterior (pastelero, carnicero) ofrecía el sufijo -ero como marca transparente de “profesión u oficio”, parejo valor aportan otros sufijos en: repartidor, vendedor; comerciante, viajante; violonchelista, maquinista. Algunos grupos de sufijos pueden resultar especialmente complejos para el aprendiz de ELE: los sufijos para formar gentilicios (zaragozano, alicantino, japonés, madrileño, austriaco) o el caso de los adjetivos que marcan gama cromática (amarillento, verdoso, blanquecino, negruzco). Véase la actividad 5.5.a.

La frecuente existencia de variantes alomórficas en los sufijos españoles: mal-dad, propi-edad, mendic-idad, liber-tad; pega-mento, conoci-miento. En la mayoría de los casos, las razones lingüísticas para explicar tal variedad alomórfica pueden ser bien conocidas por los expertos pero el problema es que son difícilmente trasladables a la didáctica del ELE: razones histórico-etimológicas, razones relacionadas con la configuración silábica de la palabra base, razones morfonológicas, etc. En estos casos, habrá que señalar al aprendiz de ELE ciertas tendencias morfológicas en la selección de los alomorfos, pero no podrá explotarse de manera fructífera solo la vía de la regularidad morfológica sino la de la adquisición del léxico en general. El contraste entre alomorfos podrá ayudar a concienciarse del problema pero será el uso del idioma el que irá filtrando las formas adecuadas.191

Algunos sufijos pueden cambiar la categoría léxica de la base. Este aspecto no es problemático en el caso de la sufijación apreciativa ya que la misma nunca transcategoriza a la base (libro > librito, majo > majete, ahora > ahoritita). Sin embargo, sí puede ser doblemente problemático para el aprendiz de ELE en el caso de la sufijación no apreciativa. Por una parte, muchos sufijos son transcategorizadores (beber > bebible, cristal > cristalizar, conocer > conocimiento) pero otros no modifican la categoría de la base (pastel > pastelero, libro > librero). Por otra parte, los procesos de transcategorización pueden ir en casi todas las direcciones imaginables: sustantivo > verbo, adjetivo > verbo, adverbio > verbo, adjetivo > adverbio, sustantivo > adjetivo, adjetivo > sustantivo, etc. Resulta necesario implementar actividades en las que se especifique sobre qué categorías léxicas pueden aplicarse determinados sufijos y qué categorías léxicas se generan. La atención a las “familias léxicas” parece igualmente necesaria para poder obtener visiones de conjunto sobre la operatividad de la sufijación no apreciativa en español.

Dado que la sufijación —por lo menos potencialmente— puede actuar sobre casi cualquier palabra del español y dado que, por otra parte, son muchos los sufijos que pueden entrar en competencia para una determinada orientación semántica en la palabra derivada, el aprendiz de ELE va a encontrarse con un doble problema: puede no conocer la palabra base y por lo tanto no saber cómo orientar posibles derivaciones a partir de ella y/o puede conocer dicha base pero no saber seleccionar el sufijo operativo en español para la formación de la palabra sufijada que quiere formar (generación de “palabras posibles” pero inexistentes): cosechar > ∗cosechamiento, silbar > ∗silbación.

En muchos procesos de sufijación (y especialmente en determinados niveles de dominio del ELE), los procedimientos de sufijación de la lengua materna de los aprendices pueden influir en la selección analógica —y errada— de los sufijos en la lengua meta (el español). Estas relaciones, que llevan a crear copias de las palabras sufijadas de la lengua materna, son especialmente problemáticas entre lenguas afines (véase la actividad 1.6.).

Dada la enorme variedad de la sufijación en español, en la enseñanza-aprendizaje de este procedimiento lexicogenético resulta imprescindible una contextualización rica y adecuada de las palabras con las que se quiera trabajar en el aula de ELE.