ABSTRACT

En los dos capítulos anteriores se ha descrito el desarrollo histórico de la incorporación de las TAC al proceso de aprendizaje de la L2 y las bases teóricas del autoaprendizaje con objeto de determinar hasta qué punto un planteamiento de implementación de las TAC entroncado dentro de la pedagogía crítica puede contribuir a un desarrollo más completo de la capacidad de aprender a aprender, tanto en el alumnado como en el profesorado. Este planteamiento tecnocrítico implica también revisar desde una nueva perspectiva las circunstancias tecnológicas de los actores del proceso de enseñanza-aprendizaje. Es innegable que el vertiginoso avance de las TAC se ha convertido en un obstáculo para que muchos profesores las integren en sus clases de una forma más creativa. Un gran número de docentes no solo se ven sobrepasados por las TAC, sino que temen que su falta de pericia con la tecnología sea advertida por sus alumnos a los que consideran mucho más capacitados que a sí mismos para usarla (Guri-Rosenblit 2009).