ABSTRACT

La comunicación está cambiando a pasos agigantados y con ella evolucionan las lenguas. El español era ya en 2010 el tercer idioma más utilizado de Internet según Internet World Stats, con más de 150 millones de usuarios potenciales: investigadores, tuiteros, periodistas, blogueros, aficionados y usuarios anónimos que lo utilizan diariamente para comunicarse a través de un espacio sin lugar, que no entiende de fronteras y sí de idiomas. Cuando escribimos en Internet nuestro público se torna global y atemporal, son millones los posibles lectores de lo que publicamos, pudiendo leerlo al segundo de haberlo escrito o al cabo de meses o años. Compartimos conocimiento a través de distintos canales donde una de las características que más nos une es la lengua. El idioma es el filtro de lo que leemos, en las redes hacemos búsquedas por palabra clave o hashtag y leemos lo que nos interesa de acuerdo con lo que estemos buscando, somos los propios usuarios los que determinamos el colador idiomático que hace que nuestros resultados sean en una lengua u otra. Generalmente ninguna red o buscador determina en qué lugar del mundo ni cuándo han sido publicados los contenidos, a no ser que utilicemos la búsqueda avanzada, simplemente nos ofrece resultados en el idioma de la búsqueda que hemos realizado. El idioma nos provee además de un sentido de pertenencia a una cultura común, una identidad compartida entre ciudadanos de países distintos que en la red nos reconocemos como similares por el uso de la misma lengua.