ABSTRACT

Se llama lenguaje a la capacidad de comunicar propia de los seres humanos y, por extensión (que no es el caso), de los animales y otras especies. Esa capacidad se concreta en el manejo de un sistema de signos mediante el cual expresamos lo que queremos decir y entendemos lo que nos dicen los demás. Desde el siglo xix llamamos literatura (antes se llamaba poesía) al arte hecho con esos signos, con palabras, o sea a un modo con el que se satisface la necesidad que sienten algunos humanos de contar determinados relatos o comunicar determinados sentimientos, correspondida por la que sienten otros de enterarse de esos relatos o esas emociones para enriquecerse, para emocionarse, para distraerse. Así, podemos llamar lenguaje literario o bien al uso literario de la lengua o bien a los procesos comunicativos que se inscriben en la institución literaria, ambas cosas normalmente relacionadas entre sí, ya que tales procesos suelen utilizar enunciados lingüísticos especialmente elaborados para ese fin. No obstante, propiamente hablando, no hay lengua literaria diferente de la lengua no literaria, pues, como decía Jorge Guillén, tan literaria es la palabra trino como la palabra basura, depende de cómo y para qué se emplee. Sin embargo, es habitual, como digo, que se procure una especial elaboración de la lengua para la comunicación literaria como lo es que la comunicación literaria presente unas características especiales en los otros elementos (emisor, receptor, referente, código y canal) que junto al enunciado lingüístico configuran un específico proceso de comunicación.