ABSTRACT

La alternancia de códigos es uno de los rasgos lingüísticos que más se destaca en ciertos grupos de hablantes bilingües, como lo son los hablantes bilingües que residen en los Estados Unidos. Este fenómeno, que ha sido ampliamente estudiado y comentado por lingüistas, psicólogos, antropólogos y escritores, obedece a una serie de condiciones sintácticas que hasta el día de hoy son objeto de gran debate. Dichas condiciones han sido formuladas sobre la base de la estructura superficial de las lenguas en contacto (p. ej., el principio de equivalencia postulado en Poplack 1980) o sobre la configuración jerárquica de las mismas (p. ej., Belazi, Rubin y Toribio 1994; MacSwan 2000, 2009). Por su lado, otros enfoques articulan las restricciones gramaticales que se observan durante la alternancia de códigos a través de propuestas que confieren un papel primordial a la así llamada ‘lengua base’ y un papel secundario a la ‘lengua incorporada’ (p. ej., Joshi 1985; Myers-Scotton 1993b; Myers-Scotton y Jake 2001; Jake, Myers-Scotton y Gross 2002). Según estas perspectivas, la lengua base proporciona la estructura morfosintáctica de la oración, en la cual se introducen elementos de la lengua incorporada. El que las condiciones sintácticas que rigen la alternancia de códigos sigan debatiéndose a pesar de más de 30 años de estudio científico recalca su alta complejidad.