ABSTRACT

El combate de don Quijote contra el Caballero del Bosque—o de los Espejos—abarca, como es sabido, los capítulos XII a XV de la segunda parte de la novela. Este episodio ha suscitado hasta la fecha observaciones de interés, aunque generalmente dispersas: además de las páginas que le han consagrado, entre otros, Américo Castro, Joaquín Casalduero, Martín de Riquer, Juan Bautista Avalle-Arce, Randolph D. Pope, Jill Syverson-Stork, Michel Moner y James Iffland, 1 se ha merecido especial atención por parte de Helena Percas de Ponseti, Luis A. Murillo, Eduardo Urbina y Salvador J. Fajardo. 2 Ahora bien, aunque unos y otros han destacado, desde varios enfoques, la compleja relación que se establece entre ambos protagonistas, a consecuencia de la burla ideada por Sansón y de su inesperado desenlace, con todo, el epílogo que la concluye, situado al comienzo del capítulo XVI, ha quedado casi siempre fuera de estos comentarios. Sólo Edward C. Riley, en su Introducción al ‘Quijote’, ha recalcado, con su acostumbrada perspicacia, la trascendencia del diálogo que entablan don Quijote y Sancho acerca de lo ocurrido, aunque, naturalmente, dentro de las inevitables limitaciones de un libro de carácter general. 3 Es la razón por la cual me ha parecido oportuno volver sobre este epílogo, señalando, en su debido momento, la fina aproximación esbozada, hace más de diez años, por nuestro malogrado amigo.