ABSTRACT

El espacio teatral, más que otro espacio, permite el juego con la ambigüedad del ser/parecer, engaño/desengaño. En esa estructura binaria y en la antítesis realidad/fantasía, luz/sombra, se plasma la contextura poética del teatro. El escenario o teatro nos ofrece pues el espacio propicio donde el hombre o la mujer puede vivir, como actor/espectador/intérprete du su propia vida, la libertad equívoca que conviene a doña Ángela, el personaje protagonista de La dama duende de Calderón. 1 En esta obra, la realidad se encubre y se descubre en la escena a través del dominio del lenguaje visual y verbal; de modo que el lenguaje verbal vocea, con la complicidad de la razón, la estructura interna de la pasión, mientras que el lenguaje visual alimenta la danza de la ilusión, oponiéndose a fuerzas externas y convenciones que ésta desborda. 2 El lenguaje visual y verbal forman así un sistema perfectamente acoplado que favorece el desarrollo del juego escénico/semántico de los protagonistas.