ABSTRACT

La biodiversidad y el ser humano van inextricablemente unidos. Al igual que nuestros antepasados dependían de una variedad de especies, el mundo moderno depende y se beneficia de todo lo que le ofrecen los ecosistemas. Antes de la aparición de asentamientos estables, los primeros humanos podían elegir entre unas 250 especies botánicas diferentes para mantener la dieta diversificada que tan positivamente contribuyó a su salud. No obstante, hacia el tercer milenio aC, la oferta de especies de plantas consumibles se había reducido a 56. En la actualidad, aproximadamente el 75% de nuestras calorías proceden de no más de 12 tipos de plantas en todo el planeta (Barnes, 2007).