ABSTRACT

En primer lugar habrá que distinguir entre los diferentes tipos de fortalezas que nos encontramos en este ámbito, ya que no todas las estructuras fortificadas tienen las mismas características morfológicas y funcionales. En este sentido, Bazzana, Guichard y Segura definen el hisn, término árabe que designa un lugar fortificado de ciertas dimensiones, diferenciándolo de la ciudadela urbana (al-qasaba) y de la simple torre (burdj). Así el hisn primitivo se podría definir como un albacar constituido esencialmente por un recinto amurallado destinado a acoger en tiempo de inseguridad a la población rural del territorio que quedaría bajo su influencia. En general estos albacares no parecen haber comportado instalación de jefes militares o administrativos, idea que queda reforzada por la inexistencia de torre del homenaje en los ejemplos estudiados. Se instalaban sobre cerros más o menos bien defendidos naturalmente y no demasiado alejados de los terrenos de cultivo y las alquerías, constituyendo el centro político o militar de un territorio que controlaba y protegía, también denominado hisn, formado por un conjunto de hábitats, agrupados o dispersos, que se repartían sobre él y que estaban en relación de dependencia con la fortaleza (Bazzana, 1983, 161-175). En la mayoría de ocasiones los restos que han llegado hasta nosotros nos demuestran que estas fortalezas estaban constituidas por espacios abiertos simples

La orografía de las tierras valencianas se caracteriza por la existencia de una red de barrancos, ramblas y ríos que relacionan transversalmente el territorio. Por tanto, es lógico pensar que el mayor número de castillos y estructuras defensivas se encuentren siempre en torno a los ejes formados por estas vías fluviales.