ABSTRACT

Hablar sobre las manifestaciones de lo inconsciente dinámico en pacientes psicosomáticos exige que se hagan algunas observaciones preliminares. Desde la década de 1950, diferentes escuelas de la psicosomática, en defensa de varios modelos teóricos, han tratado la cuestión del significado inconsciente de los síntomas somáticos. Groddeck fue el primero en atribuirle una significación inconsciente a toda manifestación orgánica. Freud le reprochó en una carta fechada el 5 de junio de 1917 que no estableciera ninguna diferencia entre lo somático y lo psíquico (Freud, E. L., 1960, pp. 316–318). En 1963, en un congreso para analistas francoparlantes celebrado en París, 1 Ángel Garma y Michel de M’Uzan adoptaron posiciones opuestas, la primera argumentando que el tratamiento de las enfermedades físicas debe tratar de descubrir la fantasía inconsciente que subyace debajo de ellas e interpretarla como en un análisis clásico, mientras que, para el segundo, “el síntoma somático es una tontería”, precisamente porque no tiene ningún sentido, sino que demuestra la evidencia de un exceso traumático que abruma las capacidades del aparato psíquico para su 194elaboración, lo que obliga al sujeto a encontrar otras vías de descarga de la excitación, ya sea conductual o somática.