ABSTRACT

Introducción

A partir del siglo III a. C., el latín entró en contacto en la península ibérica con las lenguas indígenas, que en ese momento eran al menos el ibérico, el celtibérico, el lusitano, el turdetano y el vasco antiguo. La documentación epigráfica muestra la influencia del latín sobre estas lenguas y también la influencia inversa, por lo que resulta esperable que el español y los otros romances conserven elementos de aquellas. Estos se han buscado tradicionalmente en el léxico y la formación de palabras (derivación nominal), aunque debe haber habido también influencias en la fonética y la sintaxis, más difíciles de identificar, pero de las que queda huella en las informaciones de los autores latinos sobre el “acento” hispánico. El progreso en el conocimiento de las lenguas paleohispánicas y las metodologías recientes para el estudio del contacto lingüístico en la Antigüedad permiten ahora reevaluar los resultados de los estudios anteriores sobre el sustrato y sobre el léxico de origen prerromano.