ABSTRACT

Algunas propiedades generales bien conocidas del cambio sintáctico en la historia interna de una lengua —sin considerar, por tanto, situaciones de contacto lingüístico— son las siguientes: a) las formas lingüísticas que constituyen la fuente del cambio son preexistentes y, por ello, en el cambio sintáctico no hay creación ex novo, sino que este consiste, básicamente, en recrear o revolver la materia léxica y/o gramatical previas; es decir, no existe creación sintáctica absoluta. b) En el cambio sintáctico tampoco suele haber pérdida absoluta, porque en la sintaxis, a diferencia de lo que ocurre en la fonología o la morfología, no existe el cero absoluto, sino que siempre es posible parafrasear o reconvertir sintácticamente un contenido semántico dado, lo cual permite que la comunicación entre hablante y oyente siga fluyendo y se preserve. c) El cambio sintáctico nunca impacta a todos los miembros de una categoría en su totalidad ni al mismo tiempo, sino que afecta primero a ciertos ítems de esa categoría en ciertas distribuciones y avanza progresivamente a otros contextos distribucionales y/o a otros ítems; esta progresión gradual es prueba de que las categorías gramaticales tienen una constitución interna no homogénea o no discreta y, además, asimétrica. d) La dinámica usual del cambio sintáctico es la transposición categorial y la constante interacción de niveles de lengua. e) Las formas de una lengua nunca cambian solas o de manera aislada, sino ancladas en contexto, en discurso real, en actos lingüísticos específicos, y ubicadas en construcciones y distribuciones específicas, lo cual significa que la sintagmaticidad es inherente y consustancial al cambio sintáctico. El correlato obvio de esta inherente sintagmaticidad es que las lenguas cambian porque se usan. f) El cambio sintáctico es tanto preservación de la estructura como su alteración; la evolución de una lengua es la suma de continuidad + discontinuidad. La continuidad y el cambio, en interdependencia nunca equilibrada, son consustanciales al funcionamiento de cualquier lengua. Y lo más notable en la evolución de una lengua es su persistente continuidad; tal continuidad es, además, epistemológicamente necesaria para que exista el cambio. g) Sin restar un ápice a lo expresado en el inciso anterior, la esencia de las lenguas es que viven en una constante transformación imperceptible. Un cambio sintáctico es una pequeña discontinuidad, documentable u observable, en la gran continuidad que es la evolución de una lengua. h) Un cambio es una innovación o ajuste creativo por parte del hablante-oyente, que logra eficiencia comunicativa y que garantiza que la lengua siga manteniendo su función básica, la comunicación entre los seres humanos. i) El cambio sintáctico es, por lo regular, gradual y muy lento. Gradualidad y lentitud significan que existen etapas o fases intermedias entre dos etapas o periodos dados y significan que el cambio sintáctico tiene, esencialmente, una motivación interna. Gradualidad y lentitud garantizan que la comunicación se preserve. j) La semántica, entendida de un modo amplio, de manera que recubra tanto semántica léxica, como semántica pragmática e incluso significado enciclopédico y visión de mundo, es una parte integral de la sintaxis y un disparador fundamental del cambio sintáctico, y por ello no hay cambios sintácticos puros, en el sentido de que impliquen solo sintaxis o solo forma. k) El cambio sintáctico ―al igual que otros tipos de cambio― es resultado de una tensión dialéctica entre dos fuerzas o tendencias comunicativas encontradas que definen el comportamiento lingüístico de los hablantes, a saber, optimización de economía vs. optimización de expresividad, o, en otras palabras, menor explicitud vs. mayor explicitud informativa; en el vértice de esa dialéctica surgen los cambios.