ABSTRACT

Presentando las entregas III y IV de esta serie, tuve ocasión de referirme a la escasez de problemas propiamente ‘textuales’ detectables en los relatos allí examinados. 1 Lo mismo, palabra por palabra, debo decir hoy. En efecto, a diferencia de las dos primeras novelas de la colección, y a semejanza de las seis que las siguen, tanto en Las dos doncellas, como en La señora Cornelia, El casamiento engañoso y su natural continuación, el Coloquio de los perros, sobran los dedos de una mano para contar los casos de enmienda o restitución a la lectura de la edición princeps susceptibles de franco rechazo o de motivada perplejidad, por no decir los de propuesta personal de uno u otro tipo de las citadas intervenciones. 2 Siguiendo una ya larga costumbre, discuto también aquí ciertas notas de este o aquel editor, sin olvidar poner en evidencia la necesidad de otras, que, por el motivo que fuere, a ninguno le ha parecido necesario redactar, aunque el término o la frase—por lo menos en mi opinión—lo requieren e incluso lo exigen perentoriamente. Y ello porque, a pesar de ciertas respetables opiniones contrarias, la nota—histórica, lexical o de otra índole—no sólo no me parece una actividad ancilar de la filología sino, por el contrario, un momento fundamental de la actividad—precisamente—‘ecdótica’.