ABSTRACT

En esta edición de 2007 de la Serie de informes sobre el hambre en el mundo se ofrecen pruebas de que el hambre y la salud deficientes son problemas que se pueden solucionar. Se muestra, además, que el progreso es desigual, especialmente en los países en desarrollo, pero también en las naciones avanzadas y ricas. Las fluctuaciones diacrónicas de estatura de la población de Estados Unidos y de Europa indican que el progreso económico no comporta forzosamente beneficios equitativos para la salud y la calidad de vida de todos los grupos sociales. El proceso de transición nutricional que está ocurriendo actualmente ejemplifica que el progreso puede traer consigo problemas nuevos y que el crecimiento económico, la tecnología y los conocimientos no son suficientes para arrancar a las personas de los brazos del hambre y de la salud insuficiente. Es preciso hacer acopio de la voluntad y el compromiso político para aprovechar al máximo los beneficios que pueden ofrecer el crecimiento económico y los conocimientos actuales.